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lunes, 13 de enero de 2014

El rosa intenso de las parihuanas

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Foto: Arturo Bullard
La parihuana o pariwana (Phoenicopterus andinus) es una  variedad de flamenco de marcada presencia en nuestra cultura: desde el uso de sus plumas en la elaboración de piezas textiles, pasando por el empleo de su sangre y carne en la antigua medicina hasta, según cuenta la tradición, ser el motivo del sueño del Libertador San Martín para la creación de la primera bandera peruana. Baja de las alturas andinas a los humedales costeños en búsqueda de alimento y es un ave en peligro de extinción.

¿Por qué es rosa intenso casi rojo? Son los carotenoides, presentes en los crustáceos  y algas que consume, los que le otorgan ese color intenso que alcanza su plenitud cuando llega a la madurez sexual.

Fuente de la foto: http://arturobullard.blogspot.com





Tintorería andina: Tullpuni

    
Manto Paracas (100 a.C. -200 d.C.). Necrópolis de Wari Kayan. Foto: Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia. Lima. Perú.
                                                       
William Reid, en el libro Arte textil en el Perú, editado por Industria textil Piura (1989), presenta una investigación sobre tintes en la textilería andina antigua y tradicional. Nuestra diversidad geográfica permitió y permite la obtención de variadas fuentes pigmentarias de origen animal, vegetal y mineral. En base a ella, el hombre andino manejó una gran riqueza cromática que aún perdura en las piezas textiles encontradas por arqueólogos y estudiosos. De la gran variedad de colores y tonos obtenidos destacan aquellos producidos por la cultura Paracas.

Reid nos indica: “Los tintoreros obtenían sus tintes de cuatro fuentes generales. En primer lugar, de las gamas naturales de la lana y el algodón que brindaban una extensa variedad de blancos, beige, gris pardo y castaño. 
En segundo lugar, de ciertas plantas del tipo de las citadas en libros sumamente informativos como El mundo vegetal de los antiguos peruanos, publicado en 1935 por E. Yacovleff y F. L. Herrera. 

Muchas de estas plantas fueron identificadas por algunos cronistas españoles, cuyas detalladas descripciones de plantas y árboles los convierten en precursores de los botánicos modernos que empezarían sus análisis de la flora andina en los siglos XVIII y XIX. Los colores también se obtenían de ciertos insectos y moluscos: la cochinilla –que se adhiere a los tunales– es fuente de un color rojo carmín; y el chanque, molusco pequeño oriundo de zonas como la península de Paracas, que excreta un líquido purpúreo que todavía está vigente. Finalmente, ciertos tonos básicos se obtenían de minerales y rocas de la tierra.”



Dibujo de Guamán Poma de Ayala (s. XVI), que muestra  una niña  (panan pallac ) recolectora de flores para ser utilizadas en la tintorería. Tomado del artículo de W. Reid.


Respecto al negro cita al cronista Martín de Murúa, quien “menciona al “arbolito espinoso” nombrado tura (caesalpinia HBK), “cuyas legumbres y la corteza de su tronco contienen tanino en una fuerte proporción, por lo que son empleadas en la curtiembre, y en tintorería, para teñir de negro las lanas”. En lo referente, a tintura negra para teñir el algodón... el mismo Murúa indica que, “un árbol llamado xagua da un fruto cuyo zumo es blanco al principio y luego poco a poco va tornándose negro como tinta, con el cual los indios, solían teñir su algodón...”.

Respecto al amarillo, Reid refiere  al cardo santo, o cardo cimarrón carbincho. También el arbusto serrano llamado chillca, servía para teñir no sólo de amarillo, sino de verde. Otras plantas que parecen haber originado el tinte amarillo fueron el molle y el tiri (en la zona de Chachapoyas), las cenizas del chamana (dodonaca visiosa), y el chamanuai (eupatorium volkensi), arbusto de flores blanquecinas que vive en el Cuzco.

En las culturas peruanas antiguas se utilizó poco el azul, que paracas y nazcas sí lograron obtener de plantas como la mullaca (muehlenbeckia hastulata rupestris), el xiquilite (indigofera suffroticocosa) y también Reid refiere al uso de papas negras para este propósito.

Respecto al rojo, el autor recoge lo investigado por Roger Ravines, quien nos provee de una lista detallada de plantas de las que obtenía el rojo: el chapi-chapi (relbunium-gallium-microphyllum heit), el aliso (alnus jorulensis), el Brasil (caesalpina echinata), la rubia (galium SP) y el magno (dactipus confusus).

Para los tonos que van del púrpura al morado explica Reid que el chanque (molusco de la familia muricidae) pudo jugar un rol importante al respecto. Respecto a  plantas habla de la quisca-quisca (berneris sp.), el maíz negro (zea mays) y de una variedad de una flor llamada paguau.

Sobre el verde, color poco frecuente, Reid basándose en una investigación de Carlos Romero, alude a la chilca chunchango o molle.

El marrón con sus variantes, se obtenían del nogal en la textilería chimú y chancay.

Agregaremos que este autor habla de una técnica llamada tapiraje, probablemente usada para lograr composiciones de colores exóticos en las aves. Según esta técnica, se quitan las plumas a un ave y entonces  se frota el cuerpo de esta con la mezcla de la secreción de un sapo o rana y un tinte - generalmente el anaranjado o rojo obtenido de la planta llamada achiote (Bixa Orellana)- . Así, las nuevas plumas que aparecían eran de los tonos no usuales para el animal como  rojo, naranja o amarillo. 
  
Dibujo del cronista indígena Guamán Poma de Ayala (s.XVI)  que muestra, según en Inca Garcilaso, la caza de pájaros para obtener de ellos plumas. Tomado del artículo de W. Reid.
  

Denominaciones quechuas de los colores

Manto cusqueño contemporáneo. Foto: Ana M. Rocha Puente


En 1976, Gustavo Von Bischoffshausen Henriod, escribió una tesis muy interesante y creo, única: Algunos aportes sobre las denominaciones quechuas de color. (Tesis para optar el Grado de Bachiller en Antropología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.)
En ella, este investigador buscó información en crónicas y material colonial para hacer un seguimiento de las denominaciones de los colores en quechua. De ello resulta una valiosa información en este campo, que nos permite ver el manejo comparativo  de las categorías ordenadoras de los colores entre esta lengua  y el español. También extendió su investigación al aymara, tal como se puede consultar en esta tesis.
El autor diferencia entre el término básico quechua y otros particulares, originados a veces por su relación con tintes, plantas y materiales de diverso origen que en su investigación consigna.

Blanco: Término básico quechua YURAC.
Términos especializados quechuas LLUMPAC, RITI, PARACAY, CUYLLU.

Negro: Término básico quechua YANA.
Términos especializados quechuas TUTA, GUANACORUNA.

Rojo: Término básico quechua PUCA.
Términos especializados quechuas ANTAY, PUCAPANTI, LLANCAPANTI, VILAPANTI, VILA API, PACO, AYRAMPU, PARIA, YCHMA, MANTUR.

Amarillo: Término básico quechua QUELLO.
Términos especializados quechuas CARHUA, CAMPAR, PAUCAR, PARU.

Azul: Término básico quechua ANCAS.
Términos especializados quechuas CAHUATA, COPA.

Verde: Término básico quechua COMER.
Términos especializados quechuas CHIYAK, HUAYLLA.

Marrón: Término básico quechua CHUMPI.
Término especializado quechua MAPATAYÑA.

GRIS: Término básico quechua CHECHI.
Términos especializados quechuas: no registra.

Morado: Término básico quechua ZANI.
Términos especializados quechuas: no registra.

TÉRMINOS QUE INCLUYEN MÁS DE UN COLOR. *
ALLCA: Designa lo BLANCO Y NEGRO.
TICLLA: Designa un tejido BLANCO Y NEGRO.
MISSA: Designa lo de dos colores.
MURU: Designa lo de varios colores.
MIRCA MIRCA: Designa lo de varios colores.

TÉRMINOS INDEFINIDOS QUECHUAS.*
CUYPA: “El alazán”. (ROJO?)
(*) Estos términos, nos dice el autor, son susceptibles de alteraciones de acuerdo a posteriores investigaciones.
  


Libros: Tanizaki, Varichon, Itten, Brusatin, Wong, Albers




TANIZAKI, JUNICHIRO. El elogio de la sombra. Madrid: Ediciones Siruela,2003.
Interesante ensayo sobre la sombra en el mundo japonés y en el que encontramos datos sorprendentes sobre antiguas  costumbres como el pintarse los dientes de negro, propio de las mujeres japonesas.
En la reseña se nos informa: “En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz; en la estética tradicional japonesa lo esencial está en captar el enigma de la sombra. Lo bello no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra.En este ensayo clásico Junachiro Tanizaki va desarrollando con gran refinamiento esta idea medular del pensamiento oriental,clave para entender el color de las lacas, de la tinta o de los trajes de teatro no; para aprender a apreciar el aspecto antiguo del papel o los reflejos velados en la pátina de los objetos; para prevenirnos contra todo lo que brilla; para captar la belleza en la llama vacilante de una lámpara y descubrir el alma de la arquitectura a través de los grados de opacidad de los materiales y el silencio y la penumbra del espacio vacío.”
Otras obras de este autor: Hay quien prefiere las ortigas (1955) y La llave (1961).


VARICHON, ANNE. Colores. Historia de su significado y fabricación. Gili, 2009.
Interesante y muy completo libro sobre el color en distintas culturas.
Nos dice en el prólogo:
“Los invito a un viaje de mariposa. Imaginen. Sobrevuelan la tierra. De vez en cuando, atraídos por un color, se posan sobre un vasto continente o una isla minúscula. Asisten al nacimiento del ocre rojo en una sepultura de Nazaret, a la desaparición del púrpura en las riberas del Mediterráneo, caminan con el ocre amarillo de la Australia de hace cincuenta mil años a la tundra siberiana donde, aún hace poco, los inuit lo utilizaban para cubrir sus máscaras rituales tras haberlas lamido para mejorar la adherencia del pigmento. Liban en la India, donde se vierte carbón en la leche y leche en la cúrcuma. Más lejos, contemplan a unos hombres y a unas mujeres que colocan placas de color cobre sobre toneles de orujo de una para fabricar verdigris o que recogen con dos uñas el pistilo del azafrán. Descubren por qué, en Nigeria, los igbo absorben el caolín y cómo, en el Magreb, se fabricaban  tintas con lana de ovejas.”




ITTEN, JOHANNES. El arte del color. México: Editorial Limusa, 1994.
Un libro clásico para los interesados en el color, sus armonías, sus contrastes. Itten (Suiza, 1888- 1967) fue profesor en la Escuela de la Bauhaus y propuso una teoría del color. 
Sus esquemas y tablas cromáticas nos conducen a una experiencia enriquecedora sobre la relatividad  y factores que determinan la percepción y el sentido del color.
Nos dice: “El carácter y el efecto de un color quedan determinados por la posición que este color ocupe en relación a aquellos que lo acompañan. Nunca está aislado un color: hay que considerarlo en función de su ambiente.” (Capítulo referido a La composición, pg. 91)



BRUSATIN, MANLIO. Historia de los colores. Barcelona: Paidós, 1987.
Brusatin hace un recorrido por la historia de los colores en Occidente, desde los colores  antiguos, producto de pigmentos naturales, hasta su existencia como tintes químicos. Refiere también sus diversas funciones y se cuestiona sobre la existencia de una ciencia del color. Un extracto:
“Desde Leonardo a Goethe, la sensación perceptiva y fugaz de los colores no ha hecho sino asociarlos recíprocamente a la luz y a la sombra: figuras originales que tragan o reproducen los tintes por lo que son dos los colores que revelan estas apariciones: el azul (la sombra) y el amarillo (la luz), junto a la transparencia y a la proximidad, a la opacidad y a la lejanía. Estos también son principios que regulan los grados de claridad (brillantez) y de plenitud (saturación) de los colores además del tinte o tonalidad que es el principio de su diferencia similar: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, azul turquí, violeta.” Prólogo, p.17-18.



WONG, WUCIUS. Principios del diseño en color. Diseñar con colores electrónicos. Barcelona: Gili, 1999.
Importante libro dedicado al color y sus aplicaciones en el diseño gráfico. Presenta una serie de tablas y guías de colores, que apoyan en la sensibilización y comprensión del color, especialmente orientado a los estudiantes.








Anni y Josef Albers, Viajes por Latinoamérica. Catálogo de la exposición organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Sofía y presentada en Lima en el Museo de Arte de Lima en el 2007.
Este amplio catálogo contiene artículos sobre los viajes de la pareja Albers a México y al Perú, y se muestra la atracción que despertaba en ellos el tejido, la arquitectura y el arte  prehispánico. 
Estos dos artistas e investigadores participaron activamente como docentes en la Bauhaus.




Paleta de color de "Ventana de Tánger" de Henri Matisse

La pieza Ventana de Tánger de Henri Matisse es un óleo sobre lienzo fechado en 1912. Medidas: 115 x 80 cm. Actualmente está en el Museo de Bellas Artes Pushkin, Moscú, Rusia.


                                                Ventana de Tánger. Henri Matisse.

Henri Matisse nos traslada a Tánger (Marruecos), ciudad situada entre los mares Mediterráneo y Atlántico. Tánger, la blanca, ya había fascinado a otros artistas como Delacroix.
Y si bien el paisaje nos muestra un minarete y las edificaciones de la ciudad, es el uso del azul el que nos lleva al norte de África.
Este color está muy presente en el mundo mediterráneo del que Tánger recibió gran influencia, bastando las referencias a los azulejos de Portugal y España.
Matisse al elegir el azul, lleva a preguntarnos: ¿Será el mar azul el que se proyecta en el cielo, o viceversa? Creemos que él dejó esta sugerencia abierta en el cuadro, para que quien lo mire trate de encontrar una respuesta.

Análisis del color:

El cuadro se construye en base a un azul profundo y sus variaciones.
La expresiva pincelada de Matisse, no traduce  un color plano, sino texturado, que se mueve entre claros y oscuros. Los verdes presentes, derivados del azul, contribuyen a crear una atmósfera integrada.

Pero este cuadro se construye también en base a un efecto espacial al que el azul contribuye:desde el muro de la ventana, el azul avanza sinuosamente sorteando las áreas claras y sutilmente cálidas, hasta llegar a un fondo donde se desatura en el plano del cielo (azul claro). Así construye el espacio "exterior", el paisaje.
Simultáneamente, las líneas de la ventana y la “cortina” clara, crean un espacio que está “dentro” de la habitación.

Si el azul es el protagonista, los planos claros y suavemente cálidos,crean un contrapunto con él, que enriquece visualmente la obra,contribuyendo a completar la idea de un paisaje soleado e iluminado.
Finalmente, el florero con las flores rojas es el acento plenamente cálido que anima la pieza, convirtiéndose a su vez, en el eje espacial de la imagen.


Paleta de color de Ventana de Tánger
Resultado: el azul envuelve fantasiosamente la imagen, transmitiendo la añoranza de un mundo exótico y mágico.








Paleta de color de una máscara Chancay

La presente máscara funeraria pertenece a la antigua cultura Chancay. Esta es una cultura prehispánica peruana desarrollada al norte de Lima (hacia 1200 - 1470 d.C.).


                                 Foto: Ana María Rocha Puente. 2013.

La foto fue tomada en el verano del 2013 en la exposición sobre la cultura Chancay presentada en la Galería del Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega (anexa al Palacio de Torre Tagle) en Lima.
Más allá del tiempo transcurrido, esta máscara conserva casi a plenitud, los colores que le fueron aplicados.
Como muchas máscaras funerarias de las antiguas culturas peruanas, el color rojo predominante tuvo una función simbólica importante, relacionada con la trascendencia de la vida.
El pigmento rojo tenía diversos orígenes como el polvo de cinabrio (origen mineral) o el achiote (origen vegetal).


Análisis del color
Predomina el contraste  de intensidad entre el rojo del rostro y los tierras (marrón, crema) de las dos telas situadas, una en  la parte superior del turbante y la otra en la zona inferior de la máscara, tejidos que probablemente formaron parte del conjunto funerario.
Existe además contraste un claro contraste de tamaño de área entre el rojo (mayor) y todos los demás colores (áreas menores). Entre los de menor área podemos  diferenciar unos saturados de la cinta superior (azul y amarillo cálido) de los tierras ya mencionados.



Paleta de color de máscara Chancay 
Resultado: existe gran impacto del rojo por saturación y mayor cantidad de área. Su función no es decorativa, sino que se busca preservar la fuerza del color para incidir en su sentido simbólico.
Y la predominancia roja crea además unidad en el conjunto y resalta la síntesis  geométrica  y el blanco de los ojos.







Paleta de color de una pieza bordada shipibo conibo

Esta pieza bordada es característica de los shipibo-conibo, etnia de la selva peruana que habita los departamentos de Loreto, Madre de Dios y Ucayali.
                                     Foto: Ana María Rocha Puente. 2013


Visitando una feria artesanal encontramos esta pieza bordada a mano, trabajo de mujeres shipibas. 
Aunque actualmente se utilizan materiales contemporáneos como hilos mercerizados, la forma y la distribución del color mantienen relación con esa cultura ancestral, a veces no valorizada como es debido.
La forma responde a patrones tradicionales asociados a un ritmo y estructura abstractos, que para algunos simboliza el río y para otros, las visiones de la ayahuasca.
El manejo del color a través de líneas y planos y el uso de fondos contrastantes, en este caso el negro, son propios del mundo shipibo, siendo también usuales el marrón y el blanco.

Análisis del color:
Lo primordial es el efecto contrastante entre el negro (acromático) y los colores: se crea el llamado contraste simultáneo, que permite la vibración del rojo magenta principalmente.
El rojo está presente de 3 modos: como magenta vibrante (más frío), como rosa derivado y como un rojo cálido. Viene acompañado por líneas violeta, secundario que funciona como eslabón hacia los fríos.
La caja de resonancia del rojo es el verde (complementario directo) presente a su vez de 2 modos: un verde medio intenso en mayor área y uno más claro. Acompañan amistosamente al verde, dos azules, curiosamente dispuestos en el centro (¿el río azul?) y en el borde (azul verdoso), conformando una relación de análogos.
  
Paleta de color de la pieza shipiba
Resultado: si en principio nos puede parecer que esta pieza tiene un color dispuesto aleatoriamente, nos equivocamos. 
El osado balance entre fríos y cálidos y las resonancias de la relación rojo y verde, nos hablan de un orden  y una sabiduría en el uso del color.






Piedras, cristales y colores



  Foto: Ana María Rocha Puente
Para quienes trabajan con la energía humana, las piedras en general y los cristales en particular, están asociados a distintas funciones, entre ellas la curativa; tanto así, que existen técnicas de curación como la cristaloterapia. Válida o no, es interesante conocer algunos aspectos generales de la relación piedra o cristal-color-curación. Haremos también mención a los llamados siete chakras, centros energéticos mencionados en antiguos textos hindúes, que están vinculados a determinados colores.


Jaspe rojo. Foto: Ana María Rocha Puente

Cristales y piedras de color rojo: el rojo es estimulante y a estas piedras se los asocia con esta característica. Afines al primer chakra, (base de la columna) regulan el equilibrio, la conexión con lo terreno y los aspectos prácticos de la vida.
Tenemos el jaspe rojo, el granate y el rubí.


Rodonita. Foto: Ana María Rocha Puente
Cristales y piedras de color rosado: por su tono suave ayudan a regular las emociones y afectos, a impregnar de sensibilidad nuestras acciones. Relacionados con el primer y cuarto chakra, el del corazón. 
Aquí encontramos al cuarzo rosado, la kunzita, el ópalo rosa, la rodonita y la rodocrosita.



Citrino oscuro. Foto: Ana María Rocha Puente
Cristales y piedras de color naranja: relacionados con el segundo chakra (ubicado en el sacro), el de la creatividad, el placer, la exploración. Pertenecen a esta categoría el topacio, la cornalina, el citrino oscuro, la calcita naranja. 


      Pirita. Foto: Ana María Rocha Puente
Cristales y piedras de color amarillo: concernientes al tercer chakra (plexo solar), regulan los sistemas nervioso, inmunológico y digestivo. Favorecen la sensación de identidad y la confianza en uno mismo. Tenemos al citrino, la pirita de hierro, el ojo de tigre y el cuarzo rutilado.



Serpentina. Foto: Ana María Rocha Puente

Cristales y piedras de color verde: asociados al cuarto chakra o del corazón y que regula las emociones y el crecimiento personal y social. Tenemos la malaquita, la venturina verde, el peridoto, el jade, la nefrita, la esmeralda, la sanguinaria, a serpentina, la piedra de las Amazonas (amazonita), el ágata musgoso.

Crisocola. Foto: Ana María Rocha Puente
Cristales  y piedras de color azul claro, azul verdoso: acordes al quinto chakra o de la garganta, que  influye en la comunicación  personal  y social, en la capacidad de expresión a través de los sentidos. Pertenecen a este rango la turquesa, la crisocola, la aguamarina, el ágata azul, la celestina, el ópalo andino.
Sodalitas. Foto: Ana María Rocha Puente

Cristales y piedras de color azul añil: conectados con el sexto chakra o tercer ojo, que rige la organización mental, la comprensión, la percepción y la intuición. Están aquí el lapislázuli, la sodalita, la azurita, el zafiro.
Amatista. Foto: Ana María Rocha Puente 

Cristales y piedras de color violeta y púrpura: vinculados al séptimo chakra o de la coronilla, encargado del equilibrio de todo el sistema y que canaliza la energía cósmica en el individuo. Ayudan a la inspiración, la empatía, la imaginación y la solidaridad. Están aquí la amatista, la fluorita, la sugilita.
Cuarzo transparente.
 Museo de Mineralogía, U. Autónoma de Madrid.
Los cristales y piedras blancas y transparentes: por su capacidad totalizante de reflejar la luz, se los asocia con el chakra de la corona. El blanco representa la totalidad, claridad y pureza. 
Pertenecen a esta categoría el cuarzo transparente, la piedra lunar, el espato de Islandia (calcita transparente).

Hematites. Foto: Ana María Rocha Puente
Los cristales y piedras negras: suelen conectarnos con la tierra (primer chakra), normalizando diversas funciones orgánicas y emocionales. Está aquí la obsidiana (también en las variantes copo de nieve, caoba, lágrimas de apache), la turmalina negra, la hematites, el ónix negro.
Bibliografía:
Lilly, Simon. Cristales, vida y salud. Barcelona:2001, Parramón.
Hochleitner, Rupert. Piedras preciosas y finas. La Coruña: 1994. Editorial Everest.



Color en el mundo popular

Queremos mostrar la presencia del color en las calles, los mercados, en la vida cotidiana. La vitalidad que transmite, trasgrediendo quizá una visión conservadora del color y creando una estética enérgica y provocadora.



 COMETAS:
Foto: Camino a Cieneguilla. Ana María Rocha Puente.2012.
La fotografía fue tomada camino a Cieneguilla, a las afueras de Lima, en el mes de agosto o  setiembre (época de vientos y cometas). Muchas de ellas son productos chinos, que igual se han asimilado a nuestra cultura y nos impactan por su divertida  intensidad que ha sido muy bien conjugada por el vendedor, con las formas romboides y triangulares de su estructura, resultando de todo ello un collage lleno de vida, atractivo para cualquiera, especialmente  para los niños.


 AÑO NUEVO AMARILLO:

Foto: Feria callejera en Año Nuevo. Lima. Ana María Rocha Puente. 2014.

Siempre escuché que el amarillo era un color que había que usar con discreción, en áreas menores, para evitar el efecto de su vibración excesiva. Pero, ¿se puede seguir esa pauta en Año Nuevo, cuando el orden antiguo se trastoca y todos quieren ser felices disfrutando de la abundancia? Es obvio, que no. Embriagarse (de color), sentir alegría a como dé lugar, creo que es una necesidad muy natural y entonces los mercados se llenan de ambulantes que nos regalan con el amarillo, la vida y la riqueza.

LA GRÁFICA CHICHA:

 Foto: afiches callejeros. Lima. Ana María Rocha Puente. 2013.
Desde hace ya un tiempo, todo un motivo de inspiración para el arte “culto” ha sido la llamada gráfica chicha, creación popular que se fue desarrollando en los barrios marginales costeños, promocionando las fiestas de los migrantes andinos. Son característicos los colores industriales y fluorescentes de gran protagonismo y el delineado que dinamiza aún más  la tipografía y que tienen una coincidencia con el arte pop. Ellos compiten entre sí por la mirada del usuario, forman parte de la jungla visual que acompaña el proceso de modernización de lo andino y también, por qué no decirlo, alegran muchas veces el triste paisaje de la pobreza.


EN LA FERIA DE LAS ALASITAS:

Foto: Feria de las Alasitas. Lima. Ana María Rocha Puente.2013.

Esta feria, de origen aymara, es presentada en Lima, cerca al Campo de Marte, durante el mes de diciembre. En ella, el ekeko  (divinidad de la abundancia) es un personaje central. Se venden miniaturas que representan objetos deseados por el comprador como carros, casas, televisores y otras cosas que se esperan obtener en el futuro. 

Todas las piezas tienen gran colorido, especialmente las casas o edificios que nos muestran un ideal de vida y de bonanza. En este abigarrado conjunto aparecen también doradas divinidades chinas u orientales, así como ollitas llenas de semillas y frutos de la tierra; estas últimas  nos recuerdan a una naturaleza que no pierde presencia a pesar de los colores industriales de los otros objetos.




Teoría del color I: Color y luz. Percepción del color.

Hacemos referencia a distintos temas relacionados con el color y su teoría, que esperamos ir complementando en el futuro.

1. El color y la luz
El color es un fenómeno físico directamente vinculado a la luz. No hay color sin luz. La luz se propaga en forma de ondas electromagnéticas, cuya longitud varía resultando de ello, al estar sometidas a la visión humana,  la percepción de los distintos colores. Estas ondas del espectro luminoso, son unas de los tantos tipos de ondas electromagnéticas que atraviesan el espacio, donde también están los rayos infrarrojos o los rayos x.
Los cuerpos opacos, que son la mayoría de los percibidos, absorben gran parte de luz, y reflejan otra; esas ondas lumínicas reflejadas son las que nos permiten percibir los “colores propios de un cuerpo u objeto”.


La manzana refleja el rojo, y por ello la percibimos roja. Los otros colores son absorbidos por el cuerpo opaco de la manzana.
La luz está además vinculada a la percepción de la forma, de la profundidad y de los efectos de claroscuro que envuelven formas y espacios.

2. Los colores del arco iris.
El arco iris, muestra cómo se da en la naturaleza la descomposición de la luz por efecto de las gotas de lluvia y cómo aparecen  los colores.
Newton en 1672, logró el mismo resultado al  descomponer un rayo de luz en un prisma  utilizando una cámara oscura y obtener el espectro luminoso, al que dividió en 7 (rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta).

              Esquema del experimento de Newton.
3. El ordenamiento de la luz.
Estudiar el color, implica previamente un acercamiento a la luz. Esta se representa gráficamente a través de grises (acromáticos) obtenidos mediante lápices, tinta u algún otro recurso técnico. Se recurre a una escala que va del blanco al negro, pasando por grises que son clasificados como pertenecientes a las claves alta (los valores claros), media (los valores intermedios) y baja (los valores oscuros). De las predominancias y combinatorias de estas claves, resultan  tanto la visualización de las formas por contraste como la creación de atmósferas en la imagen.
Negro y blanco no son considerados en algunas teorías como colores, sino como indicadores de la carencia de luz (negro) o la luz que contiene todos los colores (blanco). Otros como H. Kûppers los llama Colores Elementales Acromáticos.
Lo cierto es que blanco, negro y los grises derivados son fundamentales para la obtención de enriquecedoras variantes de los colores.
Esta es una escala de 11 tonos incluyendo blanco y negro; sin embargo, las escalas pueden implicar una gradiente de muchos más valores.
En las fotos siguientes vemos la importancia del balance de los grises claros, medios y oscuros en la percepción de una imagen.




Mustafá- Foto: Ana María Rocha Puente

4. Variables en la percepción del color.

El color es un fenómeno difícil de aprehender porque su percepción está determinada por factores ambientales y contextuales de diferente índole. Algunos de estos factores son por ejemplo: el tamaño de área que ocupa un color (el amarillo en grandes áreas puede ser chocante, mientras que en pequeños espacios anima una imagen), la vecindad con otros colores (la fuerza del azul se percibe mejor con un fondo claro y cálido que con uno oscuro y frío), la técnica aplicada (un color texturado puede percibirse de distinto modo que uno plano), la luz ambiental que rodea al color (la iluminación blanca enfría los colores). Todos esas variables deben ser tomadas en cuenta en la selección y aplicación del color.
 
Fotos de los dos gráficos a color tomadas de:
Prette, María Carla y De Giorgis, Alfonso. Atlas Ilustrado para comprender el arte. Madrid: Susaeta Ediciones.